Breves Relatos

sobre los Orígenes de nuestro Puerto.

Un tren de Santa Fe a Necochea

La propuesta de Uriem, Shine & Co, presentada el 10 de mayo de 1905, ofrece una inigualable oportunidad para comprender las formas que adoptó la relación entre el desarrollo ferroviario y la evolución de la infraestructura portuaria argentina. Para el caso particular de Puerto Quequén, del estudio de los diferentes proyectos ferroviarios presentados en 1890 y 1930 es posible concluir que nunca existió un interés por el desarrollo de un sistema ferroportuario vinculado al mercado internacional. La empresa en cuestión, que fundamentó la propuesta en su ca¬rácter de “(…) comerciantes importadores de esta plaza y representan¬tes de Compañías Metalúrgicas Europeas y Norte-Americanas” solicitó, ante la Comisión de Obras Públicas de la Cámara de Diputados de la Nación, un “(…) formal pedido de la concesión de una línea de Ferro- Carril, que partiendo de Rufino (prov. de Santa Fe) termine en el puerto de Necochea, con un ramal desde Tandil a Mar del Plata”.

Uno de los argumentos centrales utilizados por la empresa destacó que, por aquel entonces, existían “(…) territorios hoy sin desahogo para la expedición de sus productos y por consiguiente alejados del concurso de las plazas consumidoras.”

Atentos a los posibles conflictos en torno a la solicitud presentada -y en el marco de la presión ejercida por los capitales británicos en materia de inversiones ferroviarias- los empresarios destacaron “(…) que esta línea beneficiará grandemente los intereses de la región que abarca, sin afectar las existentes, pues no es paralela con ninguna”.

Más allá de la cuidadosa forma adoptada, los empresarios ofrecieron una detallada opinión sobre la situación de la agricultura y los problemas derivados de la ausencia de una infraestructura acorde para la comercialización de los bienes primarios producidos a lo largo de la región pampeana. Desde su punto de vista “(…) la producción agrícola ha sufrido grandes perjuicios, ocasionados por la falta de fácil salida desde los lugares del cultivo a los puertos desde donde han de dirigirse a los centros consumidores.”

En la misma línea, los autores de la propuesta vincularon los orígenes de la crisis agrícola desarrollada a principios del siglo XX con la ausencia de inversiones en materia de infraestructura, destacando que:
Nuestra vinculación comercial de varios años, nos coloca en condiciones de poder asegurar (…) que existen capitales, no solo europeos, sino americanos, que están ansiosos de impulsar el gran movimiento de expansión que se siente en el país, y nos es grato llevar conocimiento de V. H. que tenemos firmes ofertas de capitalistas que se encuentran prontos para concurrir al éxito de la empresa, si V. H. se digna tomar en consideración el proyecto de ley que acompañamos.

Por último, la empresa finalizó su presentación con la promesa de una probable ampliación de las obras propuestas, argumentando que:
En el país y en el extranjero se conoce la viva preocupación del Gobierno por dotar de puertos a nuestra dilatada costa de mar (…) prometeríamos a V.H. hacernos cargo de la construcción del puerto por cuenta de la Nación, una vez que nuestros rieles llegaran a dicho punto (...)